Simplemente no podía aceptarlo, iba en contra de mi voluntad y podría hacerme débil. Y no quería serlo. Sencillamente porque un alma de fuego debe luchar siempre, hasta que la última llamarada aniquilase al último ser malvado de la faz de La Tierra, y que el último suspiro marcase el inicio de una nueva era.
No hay comentarios:
Publicar un comentario