Por una vez, deja de dar y dar y dar...
a todos menos a ti mismo.
Permítete también reír hasta que te duelan
las mandíbulas y los costados,
si te hacen cosquillas en los sueños.
Acércate sólo a los locos que te nutren
los más desatinados
-ellos serán Norte de la mejor de las brújulas-.
La más alta verdad está en tu secreta utopía:
si no te confías plenamente a ella
te conviertes en moho de vitrina de museo.
-María Teresa Bravo Bañón, Violeta Malabar.
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